Extenso libro de poemas, denso y acumulativo, así es la última obra que el oriolano Zerón Huguet ha dado a la imprenta hasta la fecha. "Espacio transitorio" (Huega y Fierro, 2018) es muchas más cosas: un recorrido por ámbitos oscuros y hasta aterradores de la existencia:
Lo que veo no se puede cantar.
La memoria envejece y oprime.
(pág. 61)
"La muerta no hace más que exhibirse
y no la miras
(...)
Pág. 57)
Pero ese caminar observando, esa senda de la dificultad se transforma en razón de nuestras vidas cuando le da sentido:
"El sendero pedregoso conduce
a casa
(...)
Pág. 75
El pasado oscuro, los periodos tristes son, al fin, el asidero amargo que nos sostiene y hacen fuertes. Y ahí la poesía, en manos de Zerón Huguet, nos devuelve a la belleza interior, a la sobriedad bien dicha, a la ensoñación sustancial que nos despierta del mundo de las apariencias y nos transporta a la asunción de la verdad:
(,,,)
y que dulce asombro para quien aprende a respirar
en la inmensidad de la apariencia.
(pág. 86)
"Espacio transitorio" es, por encima de todo, hondo dolor y buena poesía.