Se ha dicho sobre "Y habré vivido"

Se ha dicho de "El violinista de Argelès"

domingo, 22 de abril de 2012

HISTORIAS DEL RAVAL de Barcelona (XVII)

El día que ardió el Liceo por segunda vez, el 31 de enero de 1994, las Instituciones Públicas dijeron que iban a reconstruirlo y dejarlo exactamente como estaba antes. Cuando se reinnauguró, en 1999, pudimos comprobar como, en realidad, todo había sido cambiado. Aquel edificio, propiedad desde su construcción de unas cuantas familias de la burguesía barcelonesa, había pasado a ser de titularidad pública. Muchos edificios colindantes (tanto de las Ramblas como de la C/ Unió) habían sido expropiados para realizar la ampliación del edificio histórico. En su interior, los palcos privados había desaparecido, las sillas de madera, las pinturas del techo, todo era diferente; los viejos acomodadores había sido substituidos por jóvenes, incluso se había modificado la colocación de las lámparas de pared que, en los pisos de arriba, dificultaban la visión del escenario. Aquellos cambios serían uno de los primeros testimonios de las transformaciones estéticas y urbanísticas que sufrirían el barrio a partir de entonces.

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