El último libro del poeta barcelonés Luis Vea, Petroglifos (Baile del Sol, 2014), es un viaje al encuentro de lo ancestral, del lenguaje de raíz, que nos permite agarrarnos a lo auténtico, a lo que perdura en medio del desmoronamiento que nos rodea actualmente. También nos habla del instante de la escritura en el transcurrir de la vida para aferrarnos a todo lo que amamos. Petroglifos es la búsqueda de lo humanamente propio: cuando las identidades y las fronteras no nos definen como personas, debemos aferrarnos a las convicciones y a la intimidad personal como sana superación de cualquier alienación atávica.
Tu vida es tu lugar.
(Pág, 28)
Así, la isla -las islas-, como metáfora del individuo, permite a Luis Vea dibujar el paisaje como retrato, como expresión de lo que subyace, pero también como naturaleza viva y cambiante. Petroglifos es poesía que se ha labrado en la piedra más dura para perdurar y para que fertilice su interpretación, y que convierte el lenguaje en fascinante singladura.
Tu vida es tu lugar.
(Pág, 28)
Así, la isla -las islas-, como metáfora del individuo, permite a Luis Vea dibujar el paisaje como retrato, como expresión de lo que subyace, pero también como naturaleza viva y cambiante. Petroglifos es poesía que se ha labrado en la piedra más dura para perdurar y para que fertilice su interpretación, y que convierte el lenguaje en fascinante singladura.
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