Se ha dicho sobre "Y habré vivido"

Se ha dicho de "El violinista de Argelès"

sábado, 7 de noviembre de 2015

"Hermano apicultor" de Óscar, Santiago, Pablo, José Mª de la Quintana

Varios oficios se dan cita en este "Hermano apicultor" (Amargord, 2015): uno, evidente, el de apicultor; otro no tan evidente, el de editor; otro subyacente, el de escritor o poeta; y, por último, el esencial y más difícil, y con permiso de Pavese, il mestiere de vivire. Y es que, sin duda, tener una ocupación, un oficio, un cómo, nos puede acerca a la imposible respuesta al qué de esta vida. Por otro lado, la fraternidad, aquel trabajo tan perfecto que desarrollan las abejas en conjunto para conseguir un objetivo común, sabiendo cada una exactamente lo que debe hacer, resulta algo totalmente excepcional entre los humanos. Este "Hermano apicultor"  no solo es una reflexión continuada, un diario por el que pasa el tiempo como se pasan las páginas, sino también un encuentro con la naturaleza, con esas abejas que construyen conjuntamente, hermanadas, en armonía con su entorno natural.
El pensamiento llena todo el libro, por encima de los acontecimientos íntimos, familiares, sociales, por encima de las adversidades y los momentos felices, de las enfermedades y las sanaciones. Por encima de todo ello va creándose un pensamiento claro, en forma de prosas breves, sobre el fracaso y la ilusión, sobre la esperanza y lo inesperado del comportamiento humano. Un pensamiento que parte de lo confuso de la existencia para adentrase en el acercamiento al hermano, al otro, como tabla de salvación sobre la que sostener el mundo, y sobre la que sostenerse antes de que todo acabe desmoronándose.
Al fin, la belleza se convierte en un camino seguro por el que transitar, la belleza de unos versos de Juan Ramón Jiménez, o la belleza de un amanecer:

"Hermano, hay un momento hermoso, cuando la noche levanta sus campamentos para dejar paso a la mañana, ese movimiento lento y bellísimo esta ocurriendo ahora." (Pág. 67)

Esa belleza que únicamente se muestra en el instante presente, en el carpe diem clásico, y en tener los sentidos alerta y la experiencia suficiente para apreciarla. "Hermano apicultor" es ese feliz instante, amplificado en forma de diario, en el que el arte de la palabra se conjuga a la perfección con el desasosiego que produce vivir en este mundo.

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