El último libro en la ya larga trayectoria poética del sevillano Jesús Cárdenas, Los falsos días (Editorial Alhulia, 2019), nos desvela una poesía madura y, sobre todo, pensada. En estos tiempos en los que las editoriales más importante del país publican a los peores poetas: la poesía más adolescente, fútil y mediática, conviene más que nunca leer lo que se publica en las pequeñas editoriales, verdaderas sustentadoras de la poesía entendida como un arte, o como una parte de la literatura y del pensamiento.
Así, Jesús Cárdenas es un poeta de raza, que hace vida de poesía y poesía de vida, reflexiona, arriesga y trabaja el idioma:
No te engañes: vivimos sobre alambres,
entre el signo del caos y la canción.
(pág. 21)
Estos falsos días son, en realidad, una manera de cruzar la realidad, haciendo de la palabra una luz en medio de las zozobras, las más intensas del amor o las más cotidianas del azar, pero también una duda sobre su propia capacidad para entender el mundo. Sin embargo, frente a las dudas y sombras, de los poemas de este libro surge una poderosa creatividad que hace del lenguaje toda una realidad posible.
No hay otro jardín posible que esta noche.
(pág. 77)
Así, Jesús Cárdenas es un poeta de raza, que hace vida de poesía y poesía de vida, reflexiona, arriesga y trabaja el idioma:
No te engañes: vivimos sobre alambres,
entre el signo del caos y la canción.
(pág. 21)
Estos falsos días son, en realidad, una manera de cruzar la realidad, haciendo de la palabra una luz en medio de las zozobras, las más intensas del amor o las más cotidianas del azar, pero también una duda sobre su propia capacidad para entender el mundo. Sin embargo, frente a las dudas y sombras, de los poemas de este libro surge una poderosa creatividad que hace del lenguaje toda una realidad posible.
No hay otro jardín posible que esta noche.
(pág. 77)
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