Desvelar: Descubrir, poner de manifiesto // Quitar, impedir el sueño, no dejar dormir // Dicho de una persona: Poner gran cuidado y atención en lo que tiene a su cargo o desea hacer o conseguir. (Según RAE)

Un trayecto poético y visual de Agustín Calvo Galán

Las imágenes y videos y todos los textos: autoría de A.C.G. puedes usarlos, siempre y cuando menciones la procedencia y autoría. Gracias.

lunes, 24 de febrero de 2020

¿Qué es "Cuando la frontera cerraba a las diez"? 4

A la cuarta va la vencida. Seguimos con una nueva entrega de la entrevista imaginaria a propósito de la próxima aparición del libro "Cuando la frontera cerraba a las diez" (Ediciones Amargord, 2020)

- Pero, sigamos hablando de "Cuando la frontera..." Entiendo que es una ficción. ¿Se puede hacer ficción desde la poesía o desde la prosa poética?


- Poesía y verdad o literatura y verdad son palabras que han de ir siempre de la mano. Porque la verdad puede ser también una mentira bien contada. Es decir, una ficción, la narración de unos hechos inventados es solo literatura si está escrita con verdad. Ya lo dijo Pessoa: el poeta es un fingidor. Pero, igual que lo podría ser un novelista. Sin embargo, como estamos tan acostumbrados a que los poetas digan que escriben sobre sí mismo, que se abren en canal o que miran hacia su interior (introspección), y sus circunstancias (poesía de la experiencia), y todas esas cosas seudofilosóficas  de autoconocimiento que solo son expresiones o emanaciones del ego (sea eso bueno o malo), pues nos parece un poco extraño que desde la poesía se pueda narrar una historia inventada. Yo cuando escribo intento hablar lo mínimo posible de mí mismo. Aunque, tal vez no sea ese el resultado final. Se podría decir que acabo hablando de mi mismo, pero hablando de otras personas (reales o inventadas), como hacen, de alguna manera, los novelistas. Por otro lado, en  la historia de la literatura, desde sus inicios inmemoriales, se ha escrito poesía narrativa. No olvidemos que la Odisea o la Iliada, pilares fundacionales de la cultura occidental, están escritas en verso originariamente.

-No obstante, has comentado antes que era algo así como una autoficción, ¿no?
- Sí, porque el motor inicial del libro es algo que me sucedió realmente: regresaba en coche con unos amigos de Portugal hacia España, hace ya muchos años, y nos encontramos la frontera cerrada. Quisimos entrar por un paso fronterizo poco transitado y cuando llegamos, ya de noche, lo habían cerrado y nos tuvimos que volver por donde habíamos venido. En "Cuando la frontera..." he convertido esa anécdota en una historia de amor y desamor, es decir en la historia de una ruptura. Entonces, la frontera política me parece una metáfora ideal sobre la separación entre personas, pero también sobre la larga historia de encuentros y desencuentros entre ambas naciones ibéricas.


- En tus últimos libros siempre hay mucha citas o referencias musicales. ¿En este también?

- Es verdad, a veces pienso que es un rasgo de pedantería. Pero, lo hago casi involuntariamente. Lo que escucho se cuela en lo que escribo, se hace presente. En este nuevo libro ocurre también.  La música es lo único a lo que no me permito renunciar.


- Para ir acabando ¿no te parece algo ridículo haberte inventado una entrevista para promocionar tu nuevo libro?

- Seguro. Decía Mircea Eliade que cuando hacemos el ridículos somos originales. Así que sí, probablemente sea algo ridículo y hasta descabellado, pero algo hay que hacer para hablar del libro. Y tengo que ser yo mismo quien haga la promoción, porque el editor ya se merece un premio simplemente por haberlo publicado. ¿Cómo voy a soñar con que le dedique un minuto de su tiempo a darle algo de visibilidad? Con mi último libro de poesía me tuve que hacer una autoreseña (con seudónimo) para que el editor no se pensara que había editado un libro sin ninguna trascendencia. En fin, son cosas que pasan o que uno hace sin malicia. Por otro lado, llevo, no sé, cientos de reseñas sobre libros de poesía en diferentes medios a lo largo de los últimos años. Y pensaba que mi libro interesaría mínimamente a las personas de cuya obra yo me he ido interesando y reseñando con anterioridad, pero debo ser muy iluso. Es como las presentaciones de mis libros. Ya desde el primero que publiqué, descubrí que únicamente venían mis amigos más o menos íntimos y mi familia, poco más salvo alguna honrosa excepción. Ha seguido siendo así hasta la fecha. Fracasar más,  fracasar mejor... Es un poco patético, al fin y al cabo. Cada vez más, me sabe mal molestar a los amigos y familiares con estas veleidades mías, se merecen gastar su tiempo en otras cosas.


- ¿Quieres añadir algo más?

- Ya que me das la oportunidad, quisiera darles las gracias de corazón a todos los que alguna vez han leído alguno de mis libros. A los que no me han leído nunca, que no se preocupen, de momento no voy a dejar de escribir, aunque el mundo no necesite de mi ni de lo que escribo. Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar.

miércoles, 19 de febrero de 2020

¿Qué es "Cuando la frontera cerraba a las diez? 3

Como no hay dos sin tres, seguimos con la entrevista imaginaria a propósito de la próxima aparición del libro "Cuando la frontera cerraba a las diez" (Ediciones Amargord, 2020)

- Portugal está muy presente en tus libros. Entiendo que en este también.
- Sí, es cierto, Portugal y la literatura portuguesa están ahí, en muchas de las cosas que escribo. Portugal para mí, en realidad, no es un país físico, es algo así como una patria literaria. Además, amo la lengua portuguesa, oírla, leerla. Me acerco a ella desde la hermandad de las lenguas en las que me expreso, el catalán de mi entorno, el gallego de mis antepasados y el castellano de mis pensamientos.

- Después de publicar tu primera novela "El violinista de Argelès" ¿Con estas prosas poéticas tal vez quieres ir abandonando la poesía
- No, no exactamente. Podríamos decir que este "Cuando la frontera... "es la cara opuesta a "El violisnista...". En aquella novela breve, o nouvelle, la prosa estaba imbuida de poesía, mientras que en el actual libro son los poemas los que han tomado forma de pequeñas narraciones. Son caminos inversos. No sé, no tengo la sensación de ir abandonando la poesía. Sigue ahí, no soy capaz de renunciar a ella. Otra cosa es que su forma tradicional, la versificación, últimamente no me satisface tanto y se me alargan los versos hasta formar párrafos. Además, intento no repetirme, quiero avanzar hacia algo desconocido y escribir un libro nuevo, con una forma nueva, etc.

-¿Entonces, Cuándo la frontera... podríamos considerarlo un libro híbrido?
- Si, indudablemente. Aunque ahora todo es híbrido, todo el mundo quiere mezclar géneros y estilos. Parece que me he apuntado yo también a esa moda, y mira que yo critico las modas. Aunque lo híbrido a veces puede ser un engendro, algo monstruoso. Si no es reconocible es monstruoso. Es un riesgo o una bendición, no lo sé. Podríamos decir que me he lanzado a la piscina sin saber si había agua. Bueno, nunca hay agua. Romperme la crisma de vez en cuando es lo que me salva de la vanidad.

- ¿Te sientes satisfecho de tus libros de poesía, digamos, convencional?
- Bueno, espero no haber escrito nunca poesía convencional, eso para empezar. Pero, entiendo lo que me preguntas y tengo que decir que por un lado sí que me satisfacen. Son unos libros que los siento como si fuera parte de mí, como un brazo o un ojo, tienen mi aspecto y mis defectos, y mi forma de ver las cosas. Alguno hasta ha crecido con el tiempo, como un buen hijo. Son también un trabajo sobre el lenguaje, específicamente un esfuerzo de estirar la lengua castellana  hacia sus fronteras, a veces hacia la reinvención y el extranjerismo o la extrañación. Sin embargo, por otro lado, los veo ahí, en la estantería, reunidos cronológicamente y me parecen tan poca cosa. En fin, no quiero pecar de falsa humildad. Todo lo que he escrito debe tener las patitas muy cortas porque no ha llegado muy lejos. Casi ni a las librerías.

- ¿Crees que el panorama de la poesía es bueno o propicio actualmente?
- Claro, eso depende de para quién. Para la gente que se dedican a lo que llaman Slam (y son aplaudidos por la concurrencia de los bares), o para los que hacen poesía en las redes para adolescente (y venden miles de libros editados por editoriales multinacionales), o especialmente para la troupe de poetas que escriben poesía contra la incertidumbre o fácil de entender ("fácil de entender" es una expresión que me recuerda al título de una canción de The Gift, un grupo musical portugués que me encanta... y que no tiene nada que ver con la poesía fácil que se practica en España)... digo que para toda esa gente son momentos fabulosos, siempre hay una editorial de tapas negras que los acoge y les consigue acudir a festivales internacionales o un premio suculento (con dinero público, es decir, de nadie... perdón, es decir, de todos). Suelen ser gentes que se llaman de izquierdas, pero de izquierdas de boquilla. Viven a cuerpo de rey, algunos mamando directamente y durante decenios de las tetas del estado (ahora llamado autonomías). Yo me posiciono siempre en contra de quien ostenta el gobierno. Es evidente que prefiero a unos antes que a otros, pero cuando alguien llega al poder, necesariamente lo tengo enfrente, incluso cuando le he votado. Desconfío profundamente del poder, de cualquier poder institucional, también del poder privado de algunos que mueven el cotarro poético.

- Visto ese panorama ¿merece la pena escribir poesía?
- No, como manera de conseguir ser alguien en la vida no. Como expresión del ego o para relacionarse socialmente, a veces sí. La realidad sigue siendo que se lee muy poca poesía en nuestro país. Poesía basura parece que cada vez más. Al resto nos quedan las migajas, conformarnos con ellas.

- En alguna ocasión has dicho o escrito que escribes poesía política ¿en qué sentido tu poesía es política?
- Si, en mi poesía hay un discurso político soterrado. Porque intento no hablar de política de manera evidente, o como suelen hacer los poetas que se dedican a la poesía llamada social. No, lo evidente es un horror. Que me hablen, por ejemplo, de la explotación de los obreros me parece estupendo, pero es algo que conozco perfectamente, no hace falta que nadie me lo explique; y, a no ser que me lo expliquen de una manera nueva o original o me digan algo que no sé, me aburre. Yo soy un hijo de trabajadores y he trabajado toda mi vida. Son cosas que sabe todo el mundo, hasta los que nos explotan, los poderosos, unos poemillas no les va a hacer cambiar ni a repartir su riqueza, a veces hasta les hace gracia. Hay que socavar su posición sin que se den cuenta. Mis poemas, por el contrario, hablan con términos como "frontera" o "extranjero" (como en algunos de los títulos de mis libros), que son palabras cargadas de significados y de esencia política e histórica. También de convivencia y de cultura, de la vida de los individuos en sociedad. ¿Puede haber algo más político que eso?

- Y de tu experiencia con la narrativa ¿te sientes satisfecho?
- No sé qué decir. De nuevo, como en el caso de la poesía, en algunos aspectos sí y en otros no tanto. Cuando salió publicado "El violinista..." tuve la esperanza de que se me abriera el camino de la narrativa. No tanto a nivel editorial, sino que podía comenzar ya a escribir una novela en serio, o que pudiera considerarse como tal. Pero, he ido aprendiendo en los últimos tiempos que eso no va a ser tan sencillo ni tan rápido. Y que, tal vez, no lo consiga nunca. Las novelas no solo requieren tener una idea, escribir bien, comenzar una narración, explicar unos hechos, crear personajes, desarrollarlo todo, etc. Implica también un arduo trabajo, mucha constancia y tiempo. La poesía, por contra, es algo mucho más ligero o sucinto, aunque puede que de intensidad más honda y de lenguaje más trabajado. Por todo eso, el hibridismo me permite intentar... y quién sabe si conseguir.

lunes, 17 de febrero de 2020

¿Qué es "Cuando la frontera cerraba a las diez"? 2

Sigue la entrevista imaginaria a propósito de la próxima aparición del libro "Cuando la frontera cerraba a las diez" (Ediciones Amargord, 2020)

- Sabemos por tus anteriores libros que te gusta incluir hechos históricos en tus poemas y relatos. ¿Lo has hecho en tu nuevo libro?
- Sí, es cierto. Me interesan porque los hechos históricos no son acontecimientos que sucedieron en un momento determinado y que solo influyeron en el desarrollo de las sociedades, los países, los gobiernos, las superestructuras, etc. Sino que eso que pasó, ese tratado que se firmó, esa guerra, o lo que sea que ha ido sucediendo a lo largo de la Historia, ha influido tremendamente en individuos, en personas como tú y como yo que los vivieron o sufrieron, en seres humanos que, en principio, no tenían nada que ver con lo que estaba sucediendo, personas de la calle, ciudadanos que nunca se metieron en política o súbditos que nunca dudaron de la buena fe de sus monarcas; y, sin embargo, vivieron para ver como sus vidas cambiaban de la noche a la mañana por la aparición de una frontera donde nunca la hubo, por nuevas leyes, por una guerra o por lo que fuera que estaba aconteciendo. Por ejemplo, en mi libro "Amar a un extranjero" explico cómo la primera y segunda guerras mundiales influyeron en las vicisitudes vitales y amorosas de dos pintores del siglo XX.

- En "Cuando la frontera cerraba a las diez" en concreto ¿qué hechos históricos se citan?
-  Pues que recuerde ahora mismo, se citan dos que me parecen fundamentales en los momentos históricos en los que sucedieron y cuya trascendencia sigue hasta la actualidad. El primero es reciente, se trata del Tratado de Maastricht, por el cual se abrieron las fronteras interiores de Europa. Los pasos fronterizos pasaron a ser Historia, y nunca mejor dicho. La capacidad que dicho tratado otorgó a todos los ciudadanos europeos me parece un hito sin paragón que, por lo que veo en las nuevas generaciones o a causa del Brexit o del surgimiento de movimientos de extremaderecha por todo el continente, es fácil de olvidar. Ahora tenemos la sensación de que siempre ha sido así, que siempre hemos podido viajar, coger aviones, trenes, autopistas, residir o trabajar sin pasar fronteras dentro de Europa. Pero yo tengo ya una cierta edad y me he tenido que bajar en Cerbere del tren que me traía desde Barcelona, para pasar la aduana francesa y allí coger otro tren francés para seguir hacia París o Alemania.
El otro hecho histórico al que hago referencia es el Tratado de Tordesillas. A menudo he dicho que los españoles, al revés que hacen en los indígenas de países anglosajones, nos explicamos a nosotros mismos muy mal nuestra historia. Y no me estoy refiriendo con ello a que tengamos que soslayar los hechos terribles o que nos desagradan, a ojos de hoy, de nuestro pasado, sino a que nos apuntamos a la simplificación, la flagelación o la grandilocuencia sin ver la verdadera importancia de ciertos acontecimientos. Por ejemplo, se dice, y es un lugar común repetido hasta la saciedad, que en el Tratado de Tordesillas Portugal y Castilla (o España) se repartieron el mundo. Pues bien, puede que sí, pero eso es solo una cosa evidente que los hechos posteriores subrayaron. Pero, en realidad, el Tratado era algo extraordinario, algo de lo que nos tendríamos que sentir realmente muy orgullosos los portugueses y los españoles, y que no es la conquista a sangre y fuego y el reparto del Nuevo Mundo, sino que los dos países, sus gobernantes, quisieron por encima de todo firmar un acuerdo que resolviera futuros problemas o encontronazos derivados de la expansión hacia otros territorios por parte de ambas naciones. Que dos colectividades se pongan de acuerdo en resolver sus problemas por el acuerdo y no por la guerra me parece digno de ser celebrado. De una actualidad asombrosa. Creo que el Tratado de Tordesillas tendría que estar considerado uno de los tratados precursores de la U.E. 

- ¿Pero, entonces, el libro tiene un trasfondo histórico?
- Bien, no exactamente, únicamente hago referencia a los hechos históricos que he mencionado antes, pero no explicándolos ni poniéndolos como un contexto, sino tal vez como metáforas de lo que les está sucediendo a los protagonistas de la historia que quiero narrar.

- ¿Podemos decir que tu nuevo libro es una novela con trama y protagonistas?.
-  Sí, en cierta medida sí, es una novela con protagonistas, aunque no sé si con trama convencional. Suceden una serie de cosas, pero todo se explica como un pequeño rompecabezas, con narraciones parciales que se van entrelazando.

jueves, 13 de febrero de 2020

¿Qué es "Cuando la frontera cerraba a las diez?

Extracto de una entrevista imaginaria a propósito de la próxima aparición del libro "Cuando la frontera cerraba a las diez" de Agustín Calvo Galán, en la colección Amsel de Ediciones Amargord.

- Dinos Agustín ¿Es un libro de poesía?
- No

- ¿Es un libro de narrativa?
- No

- ¿Es un libro de viajes?
- No

-¿Es, entonces, prosa poética?
- No

- ¿No será por casualidad autoficción, que está tan de moda ahora?
- No

- ¿Qué es pues este nuevo libro?
Es poesía, narrativa, viajes, prosa poética y autoficción. Todo a la vez.

- ¿Algo más?
-  Es un libro en la frontera. Pero no es una frontera imaginaria o metafórica, es un libro en la frontera misma entre España y Portugal. Y también está ambientado en un tiempo determinado, cuando aún existían fronteras terrestres en Europa, justo antes de que se aprobara el tratado de Maastricht.