En Europa hay bastantes tontos útiles últimamente. En España tenemos un buen ejemplo de esta especie de personajes. Concretamente contamos con un tipo muy concreto, representante de la caspa patriotera más tradicionalmente española y, la vez, un vendepatrias sin pudor: el que dice ser defensor de la hispanidad, de la lengua española y del legado español en América, y que, en cambio, hace de comparsa junto a la persona que más desprecia y humilla a los hispanos y al mundo hispanoparlante.
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