Cuando fui a votar en las pasadas elecciones generales, mientras leía los nombres que incluía la papeleta de votación para el Senado, una señora con pañuelo en la cabeza se me acercó y me preguntó si yo sabía para qué era aquella papeleta, tan diferente a las listas que se votan para el Congreso de los Diputados. Le contesté explicándole un poco qué era o qué se supone que es el Senado, y cómo debía señalar con una cruz a los 3 candidatos por la provincia de Barcelona a los que ella quería dar su voto. Espero que mi pequeña clase del sistema legislativo español le sirviera a la señora y votara en conciencia. Yo sentí una gran satisfacción al ver a aquella señora votando. Como dice Sami Naïr: los emigrantes de hoy son los ciudadanos del futuro. En el Raval todos fuimos una vez emigrantes o hijos de emigrantes, como yo mismo.
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