Un recorrido más
allá de la palabra
Cuando nos paramos en un momento del camino para mirar atrás, a veces somos
conscientes del largo camino recorrido, pero, al mismo tiempo, nos puede
parecer que lo mejor está aún por llegar.
Los primeros poemas visuales de Agustín Calvo Galán juegan con el signo y
el fonema, con la tipografía de las letras, para crear iconos o imágenes
estimulantes en torno a ese gran juego que es el lenguaje. De esa primera época
son la e pescada, la G (que contiene: agggggua), o la a como una
ventana abierta al universo.
En esos años, finales de los 90 principios del s. XXI, el collage era la técnica dominante: papel impreso,
notaciones musicales, llaves, cerraduras oxidadas. El lenguaje, como ordenación de las letras o
de las notas musicales, frente al caos, que siempre está presente en la obra
del poeta; y el misterio de la cerradura, el candado o la llave, que nos abre,
o nos cierra, el acceso a un mundo inmenso que apenas podemos entrever.
Poco a poco se va introduciendo la imagen digital y el tratamiento del
color y de la imagen a través del ordenador.
Como el mismo poeta ha dicho en alguna ocasión: “La informática e Internet
llegaron para cambiarlo casi todo, no sólo las formas sino también la
plasmación de las creaciones, así como la difusión y la democratización de la
información” [1]
De principios de los 2000 en adelante, se abre un encuentro entre la imagen
captada por la cámara fotográfica y alterada a través del ordenador con la palabra escrita, que desembocará en el
Proyecto Desvelos iniciado en el 2006. ¿Quién desvela a quién o a qué? Las
imágenes aparecen multiplicadas; ahora nítidas, ahora desvaídas, casi a punto
de desaparecer, mientras que, al mismo tiempo, una palabra o una frase se
revela, contrasta contra el fondo de la imagen o se funde en él.
En esta investigación que usa la imagen digital como soporte expresivo
sobre el que el lenguaje es un componente más del resultado final, sigue
apareciendo un elemento fundamental, que siempre ha estado presente en la obra
de Agustín: la naturaleza.
El paisaje y los elementos que lo configuran en pequeña y en gran escala:
un árbol (las ramas, el tronco, las hojas que lo conforman), una espiga, el cielo, la montaña, la tierra…
Como en el zen la poesía es atención. Y es a través de la atención que se
produce el despertar. Un chispazo de
iluminación que va más allá de las palabras, que son limitadas, para una poesía
que no pretende decir sino desvelar [2].
Otro de los leif motiv que apenas
apuntábamos al principio de esta reseña es el caos: las letras y los números
que se amontonan. La contraposición de las letras encuadradas en bonitos moldes
contra una maraña de alambres.
En los poemas visuales más recientes encontramos paulatinamente una vuelta
a los inicios, a ese interés original por la forma de las letras y de los
números que, en esta ocasión, se sobreponen a un magma de color, se multiplican
y confunden en un mar de pompas etéreo y frágil. ¿Dónde está el poeta? No puede
estar sino detrás de ellas, de los signos, de esas palabras que se diluyen
arrastrando con ellas a quién las ha creado.
El camino puede parecer circular, pero
es un círculo que no se cierra. Lo que está por venir aún no se nos ha
desvelado, habrá que esperar…
Helena Cuesta.
de la primera
exposición de
Poesía Visual de Agustín Calvo
Galán.
[2] Desvelar: Descubrir, poner de manifiesto // Quitar, impedir
el sueño, no dejar dormir // Dicho de una persona: Poner gran cuidado y atención
en lo que tiene a su cargo o desea hacer o conseguir. (Según RAE) Un trayecto
poético y visual de Agustín Calvo Galán.
http://proyectodesvelos.blogspot.com.es/
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