"El poeta, funámbulo, engulle el riesgo de la palabra no pronunciada aún. (...) La voz. La suya y la de otros, superpuestas en el asfalto." (pág. 25)
De la larga y fructífera trayectoria de Ángela Serna como poeta cabría destacar también su capacidad de interacción, de nexo entre poetas. En su último libro "Cómo salir del palimpsesto" (La Única Puerta a la Izquierda, 2019), que ya va por una segunda edición, se amplifica esa ligazón con la colaboración del ilustrador Koldo Gojenola y el concurso de infinidad de voces de poetas que la vitoriana convoca en las páginas, en la cursiva, en la entrelínea, para que la acompañen por la senda feliz y esforzada de encontrar una voz que incluya o sea todas las voces.
Este camino de fusiones y de poetas, en los que Ángela Serna se busca y se reconoce, no es más que una manera honesta y no falsamente humilde de desaparecer dentro del poema, dentro del río del papel de la escritura:
"Sin palabras. Desapareciendo en lo invisible, entre letras redondas dispuestas a caer en una playa de papel." (pág. 39)
Así, el mayor deseo de la poeta es ser poema, o que solo el poema sea. Ese aprendizaje esencial la lleva a escribir no únicamente enlazando sus versos con los de otros autores, sino también diciendo hondamente con las palabras más sencillas posibles, más directas y firmes, sin los ruidos, ni las modas ni las trampas de la actualidad, que tantas veces nos distraen de lo importante:
"Que sólo la palabra desnuda vestirá su piel, libre ya de adornos y oropeles. (pág. 61)
El libro, al fin, es mucho más que un libro. Aquí una infinidad de códigos QR nos permiten ampliar las lecturas, llegar a escuchar las otras voces, los mensajes que en algún momento alguien dejó en las orillas de la red y que ahora podemos recuperar, conectándonos y ampliando el campo de acción de la poesía.
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