Desvelar: Descubrir, poner de manifiesto // Quitar, impedir el sueño, no dejar dormir // Dicho de una persona: Poner gran cuidado y atención en lo que tiene a su cargo o desea hacer o conseguir. (Según RAE)

Un trayecto poético y visual de Agustín Calvo Galán

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domingo, 5 de enero de 2025

"El amor del clown" de Juan Peregrina Martín

El poeta es un fingidor: este fue el título que el gran Ángel Crespo puso a la trascendental antología que dedicó a la obra de Pessoa (una de las primeras publicadas en español, allá por 1982). Y es que el lisboeta fingía ser varios poetas a la vez. Sí, el último libro del granadino Juan Peregrina, cuyo título El amor del clown (Bajamar Editores, 2024) me ha llevado a recordar la antología pessoana y también me lleva a la idea de que autor (poeta) y actor (payaso) son dos palabras que comparten campo semántico. Pero, entonces, ¿el poeta es un payaso? Vayamos por partes y no nos precipitemos. He comenzado por el título, pero hay que leer el libro entero. 

Glenn Gould, Granada, Pepe Hierro, Marilyn Manson, Paul Auster, Calvino, César Vallejo, Kavafis, Leopoldo María Panero, José Ángel Valente, Luis Cernuda, etc. La variedad de personalidades referentes es casi tan importante como la variedad de formas presentes en El amor del clown: desde el soneto clásico a la moderna prosa poética, Juan Peregrina desarrolla airosamente una panoplia única y personal de enfrentamientos con el arte de escribir. Entre tabernas y parnasos, el poeta se desenvuelve con un sabio barroquismo hispano, pero a la vez nos regala su sinceridad, y hasta su humildad, como única forma de enfrentar la convivencia con los otros (también con los otros poetas):

Sociales mis ideas, mi sincero / clan condenado: salvo de la pira / mis lecturas, mis fobias y mi nada. (Pág. 57) 

Porque me dieron todo / sin merecerme nada. (Pág. 61)

Y, al fin, vuelve a salir a escena el clown para despedirse:

(...) se quita el gorro de payaso, esencia / de su actuación y todo su trabajo. (Pág. 63)

Y yo me sigo preguntando: ¿Cuál es el protagonismo del autor en este libro? Más allá de ponerse una nariz roja y maquillarse estridentemente, Juan Peregrina no finge ser un payaso, como no fingen los buenos actores al interpretar un personaje, sino que encarna el cliché de dramatismo melancólico, con esa manifestación estupenda de la inteligencia llamada ironía, para revelarnos, palabra a palabra, su verdad creativa: un sincero amor por la poesía.

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