Una tarde caminaban por mi calle un niño junto a un adulto que, por su aspecto, sospecho que eran de origen paquistaní. Yo iba detrás de ellos y pude oír como el niño le iba diciendo al adulto: lunes, dilluns. Y el adulto repetía con cierto titubeo: lunes, dilluns. Y así continuaron con el resto de los días de la semana. Me acordé entonces que a Jorge Semprún y su familia les pilló el estallido de la guerra civil en Holanda; por aquel entonces él era aún un adolescente y, gracias a que se había escolarizado allí, pudo ayudar a su padre haciéndole de traductor.
Emotivo y real: la integración de los niños deviene en la mejor ayuda para los mayores.
ResponderEliminarEmotiva la asociación con Semprún.
Es verdad, la escolorización de los niños es la mejor integración que hay. Gracias!
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