Recuerdo que junto al edificio en el que vivíamos en la calle Carretes había una isla sin edificar, un antiguo patio en el que había existido un lavadero y que ya el desuso había llevado casi al olvido. En la vieja puerta de madera que daba a la calle Carretes se podían ver, como último vestigio del lavadero que allí había habido, dos palas de lavar cruzadas (a la manera de un logotipo de club de tenis). A finales de la década de los 90 el antiguo patio desapareció. Hoy un edificio de viviendas, feo e insustancial, se levanta en aquel solar.