De los ecos vivos del movimiento 15-M, el poeta de Moguer Antonio Orihuela escribe "Autogobierno" (In-somnus, 2012) donde recoge no sólo sus últimas creaciones poéticas, sino también algunos textos propios y otros citados, que nos hacen reflexionar sobre el presente, no sólo sobre el presente como punto de llegada, sino también de como el pasado se abre al presente en tantísimos aspectos de la actualidad, mientras que el futuro sólo podrá mejorar con la esperanza de cambios reales en el presente. Si para los romanos el "panen et circenses" era la consigna para pacificar las masas, en la actualidad disponemos de nuestro "fútbol y televisión" para dar al pueblo las dosis de atontamiento, mentiras, vulgaridad, miedo e incultura que la oligarquía gobernante precisa para seguir gobernándonos. Nadie puede salir bien parado de un análisis crítico de nuestra clase dirigente: ni la izquierda ni la derecha ni el centro, tal vez porque esto que en España han bautizado y sacramentalizado como democracia parlamentaria o monarquía parlamentaria, nos ha permito experimentar el gobierno o mal gobierno o desgobierno de los dos teóricos bandos, pero que, en realidad, como decían mis mayores: son los mismos perros con distintos collares. Y el mito de la clase media, ese gran colchón que le permitía a la sociología patria decir que, por fin, el país había entrado en Europa o en la senda del crecimiento o en la modernidad liberal, protestante y anglosajona, con la llegada de las vacas flacas llamadas crisis se ha destapado como una gran falacia. También se ha destapado la gran verdad de la mentira de nuestras clases dirigentes, aquella que Giuseppe Tomasi di Lampedusa eternizó en su Il Gattopardo: "si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". Al fin, "Autogobierno" es poesía no neutral, trascendente. Poesía limpia, dicha con el acento del pueblo. Poesía sin complejos, que nombra a personas, a víctimas que el sistema (no de un sistema abstracto, sino de nuestro sistema deshumanizado: capitalista y neoliberal) quiere anónimas, pero que el poeta debe nombrar por sus nombres y apellidos. Poesía comprometida contra el miedo y la parálisis, poesía por la verdadera igualdad. Poesía sobre la verdad, no la verdad de cada uno, no la verdad relativa, sino sobre la única verdad que nos es dada, la verdad de lo auténtico, la verdad de ser humanos. Al fin, solo la conciencia individual de cada hombre y mujer es conciencia universal, sólo la conciencia de nuestro propio "autogobierno" nos permitirá conseguir una plenitud personal y social, la verdadera libertad de ser, de poder ser no ingobernables sino de gobernarnos por nosotros mismos.
Popelka construye un relato desde diferentes puntos de vista, desde su protagonista: Natalia, pero también desde el de su marido o el de su amante; desarrollando, con diferentes técnicas narrativas y desde una cierta intertexualidad, una serie de pasajes sobre los escozores y complejidades de la convivencia en pareja, insertando también poemas y diálogos con gran naturalidad, todo con efectividad y sencillez formal; y, sobre todo, acertando en el tono agridulce en el que se podrán identificar no sólo las mujeres sino también cualquier lector que se deje atrapar por la lectura de una novela magníficamente escrita y de gran calado emocional, en la que no hay buenos ni malos, sino personajes actuales de carne y hueso, cuyas actitudes y acciones podríamos reconocer en nuestro entorno o, tal vez, incluso en nosotros mismos. En definitiva, una estupenda novela llena de realidad, de humanidad, y alejada de los estereotipos establecidos (cinematográficos) sobre los finales felices y la vida en pareja.
Junto a Susana Pozo, autora de las portadas originales.
Ilustración de María Barredo
