Desvelar: Descubrir, poner de manifiesto // Quitar, impedir el sueño, no dejar dormir // Dicho de una persona: Poner gran cuidado y atención en lo que tiene a su cargo o desea hacer o conseguir. (Según RAE)

Un trayecto poético y visual de Agustín Calvo Galán

Las imágenes y videos y todos los textos: autoría de A.C.G. puedes usarlos, siempre y cuando menciones la procedencia y autoría. Gracias.

jueves, 29 de diciembre de 2016

I Premio Internacional de Poesía Experimental CPV de Peñarroya –Pueblonuevo

Mi obra "islA" quedó seleccionada en el I  Premio Internacional de Poesía Experimental del Centro de Poesía Visual de Peñarroya –Pueblonuevo (Córdoba)



El premio constaba de dos categorías, poema visual y poema objeto.

En la categoría de poema visual, ha resultado ganadora la
obra titulada “Cosmo (A) Gonía”, cuya autora es la artista mexicana Yuli
Castro Carranza.
Las obras (poemas visuales) seleccionadas:
“Isla” Agustín Calvo Galán
“Metalmorfosis” Àlex Monfort Fradera
“Liliput” Carles Canals I Masats
“Pa-ta-ta” Óscar Palazón Ferré
“Reflexiones de una tetera ensimismada” Santiago Meroño Oñate
“Enganchados” Pablo García García
“Como un pensamiento inútil” Mikel Jauregui
“Me faltas tú” J.Seafrre
“Velocidad estática” Ramón Peña Oliver
“El mal trago” Marta Sánchez Solar
“K.O” Elena de la Fuente Alonso
“Amor imposible” Joaquim Brustenga Etxauri
“Biolento” Oscar Sotillos
“Bola de palabras” Miguel Jimenez
“Poeta” Fernando Bravo Pablos
“Dilema” Berni Puig
“La belleza del neutro” Jorge Talavera Sánchez
“Oxígeno” Raquel Bullón Acebes
“Del yo al tu” Rafael Cecilia Varo
“Trampantojo” Miguel Agudo Orozco
“Humo que se va” Alfonso Aguado Ortuño
“Preludio para fado” Raúl Reguera
“Cosmogonia” Encarnación Cepedal


En la categoría de poema objeto, ha resultado ganadora la
obra titulada “ Forjada fragilidad”, del artista Miquel A. Mercader de
Terrassa (Barcelona).
Las obras ( poemas objetos) seleccionados:
“Rekiem” Juan López de Ael
“Suma etimológica” Yovani Boza moreno
“Tumor” Manuel Sainz Serrano
“La Caja de Pandora” Paco Vila Guillén
“El libro de la mirada” Francisco aliseda
“Aparato de tortura: El castigo de Narciso” Rafael Cecilia Varo
“Metro para décimas” Sonia de Viana
“As de corazones” F. Xavier Forés
“Otoño del 2008” Juan Manuel Curti Argibay
“Azar” Mikel Jauregui
“Naturalis historia: homenaje a Plinio el viejo” Carmen Alvar Beltrán
“Salazar” Oscar Sotillos
“El árbol” José Maria Fernandez Aliseda
“El árbol de la vida” Alfonso Aguado Ortuño
“Banco de esperma” Goval. Jose´Antonio Gómez Valera
“Tempus fugit” Ferrán Destemple
“La escurridiza métrica” Marta Sánchez Solaz
“Redundancia” díez+zeíd Javier y José Luís Díez

sábado, 17 de diciembre de 2016

"Grochowiak!" de J.A. Arcediano

 Para los antiguos egipcios la preservación del nombre era una parte fundamental de la existencia de una vida más allá de la muerte; así, la eliminación del nombre en los monumentos públicos o, como la llamaron los romanos, demnatio memoriae (cuando el senado de Roma decretaba el olvido del condenado a través de la eliminación de su nombre en cualquier monumento, documento, etc.) es una de las formas simbólicas más crueles de eliminar a una persona de la vida social presente y futura.
El poeta barcelonés J.A. Arcediano hace todo lo contrario en este libro que acaba de aparecer en la editorial La Garúa: reivindica un nombre; y lo hace de la mejor forma que él sabe, dedicándole un libro de poemas. Pero ¿quién o qué está detrás de ese nombre?. Detrás de  "Grochowiak", de ese apellido eslavo, hay un poeta polaco. Sin embargo, Arcediano no lo reivindica explicándonos quién fue o qué le llevó a él o cuál es su obra o su repercusión en las letras polacas; nada de eso, el autor de este libro se adentra en algo que le permite ser mucho más creativo:

el vértigo de un nombre. 
(pág. 16)

Es decir, recrea el momento en el que alguien descubre un poeta que desconocía y que le gusta especialmente, y lo guarda en su memoria, escribiendo su nombre. Y en el primer poema del libro nos dice:

Escribe muy despacio
las letras de su nombre,
la clave no resuelta:
Grochowiak. Y respira.
(pág. 13)

o

(...)
tres sílabas: Gro-cho-wiak,
tres sílabas rabiosas
que buscan un lugar
entre las sombras
del hombre innecesario.
(pág. 29)

Es cierto, además, que los nombres eslavos nos producen un cierto vértigo de consonantes acumuladas y acentos; así, siempre ha resultado un reto para lector hispano pronunciar los nombres de dos de los poetas polacos con más renombre (gracias, indudablemente, a  haber sido galardonados con el premio Nobel) en nuestros país: Wislawa Szymborska y Cselaw Milosz (que aquí escribo incorrectamente no por desconocimiento sino por mi impericia, pues las eles de estos nombres van con una especie de guión que las parte por la mitad y que, según me dicen mis amigos polacos, se han de pronunciar no como "ele" sino como "wo"). 
En definitiva, podríamos decir que, a pesar de sus nombres, y también a pesar de la conocida diatriba contra los poetas de su compatriota Gombrowicz, la poesía polaca ha tenido cierta difusión en nuestro país; sin embargo, más allá de estos poetas conocidos hay muchos otros autores polacos que merecen ser descubiertos. Aquí el autor no solo nos descubre uno de esos nombres, sino que en su libro incluye unas cuantas citas de otros poetas polacos nada o poco conocidos fuera de Polonia.
Pero, más allá de todas estas consideraciones sobre poesía y nombres polacos, Arcediano consigue, con una estética de gran concisión, crear una atmósfera de complicidad humanística; y, por otro lado, también consigue, en vez de hacer poesía sobre el poeta, convertir al poeta en poesía. Al fin, "Grochowiak!" es un nombre que quedará ya para siempre en nuestras memorias.

viernes, 9 de diciembre de 2016

"Treinta y seis mujeres" de Gema Palacios

Treinta y seis mujeres
Gema Palacios
El sastre de Apollinaire, Madrid, 2016
74 págs.

La editorial madrileña El sastre de Apollinaire sigue, felizmente, publicando novedades poéticas, y no me refiero solo a la aparición de nuevos libros para llenar algunas estanterías, sino más bien a la excelente selección que realiza y, por tanto, a la renovación en la que está implica en el panorama poético español. Es el caso del último libro de su colección de poesía, Treinta y seis mujeres, de la joven poeta zaragozana, establecida en Madrid, Gema Palacios, quien nos presenta una poesía sugerente, llena de puñetazos de terciopelo, gracias a los que la autora consigue reafirmar su identidad personal ante el lector.
Las referencias de la autora están claras y ella misma nos las desvela en el transcurso del propio libro: Tsviétaieva, Luisa Castro, Virginia Woolf, Olga Novo, Julieta Valero, Pizarnik, etc. pero también Rilke, Bolaño, Borges o Luis Rosales, en una mezcla de época y estilos muy diferentes, pero que nos marcan siempre un recorrido y una visión personal, alejada de las modas y de algunos modos actuales.
Y, por encima de todo, la identidad de la persona que escribe, o que se describe, será a la vez la esencia de la creación:

Enamorarse es esto:
Llevar a cabo nuestra propia creación.
(pag. 50)

Por otro lado, su creación, su autocreación, es la primera persona de su independencia como mujer, casi podríamos decir su obligación como ser humano, que implica no tener dueño, ni mordaza, sino su libertad personal como único instinto ante el mundo. Y así acaba con un rotundo:

Yo no tengo autor.
(pag. 74)

Al fin, la identificación entre la autora y su obra se completa con esa asunción de la libertad personal; libertad que es responsabilidad ante sí misma, y que también implica su propia soledad como creadora.
Treinta y seis mujeres es un libro colmado de una poesía poderosa, nada alambicada, que va ocupando las páginas como lugares en los que la poeta se puede reinventar a cada verso, con el convencimiento de quien se sabe sola, aunque no precise nada más, pues teniéndose sí misma, en este mundo de mil contradicciones y referencias, es como podrá conseguir ser más ella misma.

lunes, 5 de diciembre de 2016

sábado, 3 de diciembre de 2016

"Manat de dol" de Joan de la Vega

Joan de la Vega no escribe este "Manat de dol" (Pont del Petroli, 2016) con el idioma de la literatura sino con el idioma de la naturaleza; y, sin embargo, las referencias literarias son constantes, desde el "The Call of the Wild" de Jack London hasta el "Verrà la morte e avrà i tuoi occhi" de Cesare Pavese:

"Vindrà la mort
i ens tornarà els lladruc..."

Y es que el lenguaje del ciclo de la vida, de los ciclos de la naturaleza, es el lenguaje de la muerte; al fin, también el de los sentimientos, de la pérdida constante, de la pérdida y el desapego; pero, además puede llegar a ser el inicio de la renovación y el de la verdadera creatividad (poesía):

"Si viure
és perdre

poesia
és pèrdua?"


Sentimientos, en cualquier caso, expresados sin sentimentalismos fáciles o autocomplacientes, sino desde la profundidad terrible, pero que restituye, y la bella complicidad con el lector. 

jueves, 1 de diciembre de 2016