El día que murió mi padre, después de hacer todos los trámites en la funeraria, acompañé a mi madre a su casa. Al llegar a su portal, quiso entrar en la tienda que hay justo al lado, una de las tantas tiendas de alimentación que hay en el Raval y que regentan unos paquistaníes. Para mi sorpresa se dirigió al más anciano y le dijo: Mi marido está con Alá. Todos se le acercaron para decirle que lo sentían mucho. Al salir de la tienda mi madre me preguntó: ¿Lo he dicho bien? Alá es como ellos llamán a Dios, ¿verdad?
Vaya lección la de tu madre.
ResponderEliminarSí, con 80 años y dando lecciones de tolerancia.
ResponderEliminarternura...
ResponderEliminarEl Raval es tierno! es cierto.
ResponderEliminar