Recuerdo que junto al edificio en el que vivíamos en la calle Carretes había una isla sin edificar, un antiguo patio en el que había existido un lavadero y que ya el desuso había llevado casi al olvido. En la vieja puerta de madera que daba a la calle Carretes se podían ver, como último vestigio del lavadero que allí había habido, dos palas de lavar cruzadas (a la manera de un logotipo de club de tenis). A finales de la década de los 90 el antiguo patio desapareció. Hoy un edificio de viviendas, feo e insustancial, se levanta en aquel solar.
el caracter que impregana los edificios a los barrios ,a sus gentes se disuleven como azucarillo en el disolvente del tiempo.Las cosas no perduran se transforman llevandose con ellas nuestros recuerdos..... me gusta el aire melancolico de tu mirada al ayer... espero tu nueva mirada .. Agusín
ResponderEliminarLa memoria de lo que contuvo otras vidas....
ResponderEliminarGracias amigos por vuestra visita!
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