Primera novela de Roxana Popelka, punto de partida y punto de llegada, escrita en un tiempo siempre presente, en el tiempo acotado da la memoria, Todo es mentira en las películas viene a identificar, con gran sabiduría, la desilusión de una generación de mujeres que han sido educadas en la libertad y la igualdad pero a las que se les sigue exigiendo cumplir con los roles socialmente aceptados para su sexo; generación atrapada entre la sumisión de sus madres a la idea inalterable de la familia y las generaciones más jóvenes que ya no se quieren sujetar en ninguna norma; generación atrapada entre la igualdad laboral legalmente establecida y las estadísticas oficiales que continúan denunciando que el sueldo que cobran las mujeres en nuestro país es en torno a un 20% inferior a los hombres en los mismos puestos de trabajo. Generación de mujeres autoexigentes que deberían estar acompañadas de hombres a la altura de las circunstancias, comprometidos, pero que se suelen encontrar solas ante las dificultades de la maternidad o de la conciliación de la vida laboral con la familiar.
Popelka construye un relato desde diferentes puntos de vista, desde su protagonista: Natalia, pero también desde el de su marido o el de su amante; desarrollando, con diferentes técnicas narrativas y desde una cierta intertexualidad, una serie de pasajes sobre los escozores y complejidades de la convivencia en pareja, insertando también poemas y diálogos con gran naturalidad, todo con efectividad y sencillez formal; y, sobre todo, acertando en el tono agridulce en el que se podrán identificar no sólo las mujeres sino también cualquier lector que se deje atrapar por la lectura de una novela magníficamente escrita y de gran calado emocional, en la que no hay buenos ni malos, sino personajes actuales de carne y hueso, cuyas actitudes y acciones podríamos reconocer en nuestro entorno o, tal vez, incluso en nosotros mismos. En definitiva, una estupenda novela llena de realidad, de humanidad, y alejada de los estereotipos establecidos (cinematográficos) sobre los finales felices y la vida en pareja.
Popelka construye un relato desde diferentes puntos de vista, desde su protagonista: Natalia, pero también desde el de su marido o el de su amante; desarrollando, con diferentes técnicas narrativas y desde una cierta intertexualidad, una serie de pasajes sobre los escozores y complejidades de la convivencia en pareja, insertando también poemas y diálogos con gran naturalidad, todo con efectividad y sencillez formal; y, sobre todo, acertando en el tono agridulce en el que se podrán identificar no sólo las mujeres sino también cualquier lector que se deje atrapar por la lectura de una novela magníficamente escrita y de gran calado emocional, en la que no hay buenos ni malos, sino personajes actuales de carne y hueso, cuyas actitudes y acciones podríamos reconocer en nuestro entorno o, tal vez, incluso en nosotros mismos. En definitiva, una estupenda novela llena de realidad, de humanidad, y alejada de los estereotipos establecidos (cinematográficos) sobre los finales felices y la vida en pareja.
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