"(...) y había que saber correr más que escribir para salvar el pellejo." Así finalizada el segundo capítulo de "Lengua de orangután", la última novela animal de Iván Humanes (Editorial Base, 2015); y digo animal no solo como animalada, que también, sino porque el animal, en este caso un orangután de Borneo -una especie en peligro de extinción, por cierto-, constituye la metáfora fundamental sobre la que se sustenta tanto el argumento como toda la hilarante incorrección que aquí destila su escritura. Como dijo John Berger en su artículo ¿Por qué miramos a los animales? (Mirar, pág. 13, Editorial Gustavo Gili, 2001, traducción de Pilar Vázquez): "Probablemente el primer pigmento utilizado para pintar fue sangre animal. Y antes todavía, no es irrazonable suponer que la primera metáfora fue animal"; y es que, como es sabido, el animal y el hombre han convivido tanto en los ámbitos y/o hábitos naturales como en los imaginarios, desde el paleolítico hasta, por ejemplo, "El planeta de los simios". Decir que el protagonista de "Lengua de orangután" es un orangután y que además es el crítico literario más importante del país, es también entender que el humor, la ironía, no solo mueve desde el inicio hasta al final esta historia, sino que la llena de una destilada mala leche en la que lo literario, lo sociológico y lo político se conforman como un todo actual e indisociable. El humor, por otra parte, es una de las mejores muestras de la inteligencia de un autor, pues no hay como tomarse con desenfado aquello que creemos más serio: nosotros mismos, para superar los infortunios o superarnos en la fortuna. Así,"Lengua de orangután" se lee rápido, con una sonrisa continuada, pero también deja un poso combativo teñido de cierta amargura. El libro, además, se completa con unas ilustraciones de factura muy expresivas de Susana Pozo.
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