Tras Las vidas de las imágenes (Luces de Gálibo, 2013), el poeta barcelonés J.Jorge Sánchez da otra vuelta de tuerca en su nuevo libro, Contra Visconti (Baile del Sol, 2015), en torno a la representación de la realidad y el papel que la poesía puede jugar en el mundo actual, asuntos para nada baladís, sino todo lo contrario, necesitados de capacidad reflexiva. Con gran osadía irreverente, Sánchez se adentra en el mundo de las formas y las falsas apariencias, concretamente en las producidas por los medios de comunicación; y también propone un interesante cuestionamiento irónico y moral de aquello que vemos ociosamente y que podríamos dar por aceptable, inocuo y hasta popular en nuestra sociedad, gracias a que las modas comerciales todo lo consuman sublimando las vivencias más banales.
Por otro lado, el autor busca la poesía justo donde no parece estar, en la asunción de su irrelevancia social. Así, la pregunta ¿Y si la era de la poesía no solo hubiera concluido ya sino que nunca hubiera acontecido como tal? (pág. 127) viene a desvelarnos la necesidad de salir de lo poético, tal y como tradicionalmente se ha admitido o asumido, y de llegar a los extremos para conseguir abrir una brecha en el Velo de Maya literario que todo lo adorna de trascendencia.
Contra Visconti es honda poesía, pero escrita desde una aparente informalidad que facilita su lectura y siembra en el lector la semilla de la sabia incertidumbre.
Por otro lado, el autor busca la poesía justo donde no parece estar, en la asunción de su irrelevancia social. Así, la pregunta ¿Y si la era de la poesía no solo hubiera concluido ya sino que nunca hubiera acontecido como tal? (pág. 127) viene a desvelarnos la necesidad de salir de lo poético, tal y como tradicionalmente se ha admitido o asumido, y de llegar a los extremos para conseguir abrir una brecha en el Velo de Maya literario que todo lo adorna de trascendencia.
Contra Visconti es honda poesía, pero escrita desde una aparente informalidad que facilita su lectura y siembra en el lector la semilla de la sabia incertidumbre.
Gracias por tu tiempo y por tu hospitalaria lectura Agustín.
ResponderEliminarAl contrario, Jorge, gracias a ti por tu libro!
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