La poesía puede ser una forma de desapego; sin embargo, y a pesar del título del último libro de Agustín Porras, Una eterna despedida (Editorial Verbum, 2016), la vinculación del poeta con el lenguaje y la comunicación lo convierten en un excelente aglutinador de pensamiento y mundo; y es que el autor de estas coplas consigue, en un tono limpio, sin artificio y hasta popular, entenderse a sí mismo y las circunstancias que le rodean desde el aprecio por las cosas realmente importantes que la vida le ofrece: la amistad, el amor, etc y también la poesía; siempre con un punto de sana ironía que le permitirá sobrellevar cualquier circunstancia negativa:
"Es el mundo, para todos,
una gran sala de espera:
sabemos lo que esperamos,
no cuánto tiempo nos queda."
(pág. 22)
Una eterna despedida es poesía que nos acompaña y que sonríe, que se apasiona y que nos apasiona tanto por su hondura incisiva como por la aparente levedad con la que se ha escrito.
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