La poeta madrileña Verónica Aranda ganó, con "Dibujar una Isla" (Reino de Cordelia, 2017), el XX Premio de Poesía Ciudad de Salamanca. Se trata de un libro de hondas impresiones y contrastes, donde se equipara la isla al hogar: para ello se emplea no la descripción del paisaje o del lugar, sino el dibujo que explora la vivencia, el esbozo que narra una situación, un desequilibro: Casi al filo del agua, / pierdo en el espigón el equilibrio (...) (Pág. 23), la señal de un enigma que tan solo se deja escribir en el silencio de la playa, cuando la espuma lo borra toda: Toda isla es un enigma / cuando lava y espuma / se entrelazan. (Pág. 51). Al fin, el dibujo de la isla se convierte en la construcción de la identidad de la autora: el hogar; pero no como el espacio al que uno siempre desea regresar, sino como el anhelo de una vida plena no exenta de dolor o de vicisitudes. Aranda nos abre así su corazón, su alcoba repleta de las poquísimas cosas realmente importantes en la vida y que deberemos llevar con nosotros cuando iniciemos el viaje hacia Ítaca: Todas las pertenencias del marinero / caben en la cabina de un pesquero. (Pág. 99). Estupenda y viva poesía.
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