Hubo una época en la que estaba permitido viajar, obviamente si podías pagarlo. En aquellos tiempos uno iba al aeropuerto más cercano a su domicilio con un par de maletas y algunos planes hechos, cogía un vuelo, hacía alguna conexión y se podía plantar, en un abrir y cerrar de ojos, en la otra punta del mundo. Al llegar, podías enseñar tu pasaporte español, te lo sellaban sin ni siquiera mirarte a la cara y te dejaban entrar, sin más formalismos, en un país lejano y desconocido.
Hoy, según parece, muchas fronteras del mundo están cerradas para los españoles.
Hoy, según parece, muchas fronteras del mundo están cerradas para los españoles.
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