No quiero nada más,
poder llamarte
poseer tu nombre,
Ni siquiera el idioma,
la heroicidad de entenderse
dos,
como dos cachorros que se husmean,
Rondarse por los brazos
en los bulevares que llevan hacia el norte,
rodearse por la cintura
y una zanja bajo la que se escapan
las aguas de toda la ciudad hacia
la pestilencia,
Ni siquiera el idioma
nos ayuda
a ser.
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