Tras un largo trayecto, hecho de vivencias y palabras, el poeta se encuentra ante el hoy como encrucijada, siempre nueva y vieja a la vez, de ser en lo que se escribe o ser simplemente, y decide seguir escribiendo, aunque escribir sea disolverse más que ser en lo escrito. "De exilios y moradas" (Polibea, 2016), el último libro del oriolano José Luis Zerón Huguet, es ese instante en que el poeta se asume en sus éxitos, pero especialmente en sus fracasos, y de lo agridulce surge una escritura que le continúa y capta la existencia de una manera luminosa:
"Hoy existo en todo lo que existe
y muero en todo lo que muere.
(...)
Camino hacia el Todo
para no ser nada."
(págs. 72 y 73)
Pero desde la paradoja cotidiana de que el cobijo que nos ofrecen las palabras es a la vez una condena de incertidumbres, pues la mirada clara y distante sobre el mundo y la serena reflexión poética nos acaba convirtiendo en extranjeros de nosotros mismos. José Luis celebra en este libro esa inquietud, y sus lectores se lo agradecemos.
"Hoy existo en todo lo que existe
y muero en todo lo que muere.
(...)
Camino hacia el Todo
para no ser nada."
(págs. 72 y 73)
Pero desde la paradoja cotidiana de que el cobijo que nos ofrecen las palabras es a la vez una condena de incertidumbres, pues la mirada clara y distante sobre el mundo y la serena reflexión poética nos acaba convirtiendo en extranjeros de nosotros mismos. José Luis celebra en este libro esa inquietud, y sus lectores se lo agradecemos.
Eso creo yo también, que los poetas somos extranjeros de nosotros mismos, y que honestamente nos desdoblamos. Nos habita un intruso que se manifiesta de forma inesperada, a veces bondadoso, otras cruel, y nos encarcela, y nos libera.
ResponderEliminarExacto, esa voz interior... otros lo llamarían, posesión... ;D
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