El cuarto libro de la poeta y traductora Paola Laskaris (Pavía, Italia, 1975), "Pensar por imágenes" (El Sastre de Apollinaire, 2021) con unas coloristas ilustraciones de Caterina Zaira Laskaris, es una invitación a ver la poesía. A menudo se ha contrapuesta la imagen a la palabra, cuando en realidad siempre han ido de la mano. ¿Se puede escribir poesía sin imágenes, solo desde el pensamiento abstracto? La respuesta de Laskaris es este libro lleno de metáforas visuales de gran sensibilidad expresiva:
"En un teatro antiguo / la luna puso en escena / mi drama solitario". (pág. 16)
"Cuerdas de una guitarra / Árboles como latidos. / Cierro los ojos". (pág. 80)
Estos mismos versos, extraídos de poemas más largos, servirían como poesía oriental, a la manera de unos haikús heterodoxos, donde siempre los elementos del paisaje retratan una sensación o un estado de ánimo mejor que su simple descripción.
Sin embargo, Laskaris extiende su mirada también hacia el interior de las páginas, entonces ve las palabras, la escritura:
"Tocar / es el verbo más generoso / de la lengua española". (pág. 45)
"Odio / los verbos futuros / son demasiado largos / e imprudentes. (pág. 52)
El idioma se convierte así en un don pero también una perdición, algo muy similar a lo que podría representar los sentimientos amatorios. Y es que en la poesía de Laskaris amor y lenguaje forman el tándem perfecto para una creación poética honda, personal, llena de dulzura y amargura a partes iguales. Aunque, al final, siempre hay un rayo de esperanza:
"(...) sonrío antes tan dichosa ventura, porque todo ha merecido la pena". (pág. 81)
Efectivamente, leer "Pensar por imágenes" merece la pena.
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