Cuando leo a Álex Chico,
poeta placentino establecido en Barcelona, me acuerdo del poema "A mão no
arado" del portugués Ruy Belo, que comienza diciendo:
Feliz aquele que administra sabiamente
a tristeza e aprende a reparti-la pelos días
Podem pasar os meses e os anos nunca lhe faltará
Y es que la poesía de Álex Chico es una lección de feliz y sabia melancolía. Tras La tristeza del eco y Dimensión de la frontera, ha aparecido recientemente en la editorial De la luna libros, su último libro: Un lugar para nadie. Se trata de un recorrido por lugares tangibles (con nombres y referencias geográficas), pero también por los lugares intangibles de la memoria y la literatura; y todos se pueden identificar con las cuatro partes del libro: un río, una isla, un barrio barcelonés y el lugar de la escritura. El poeta nos va seduciendo con una mirada indirecta hacia la realidad de alguno de los espacios y momentos por lo que transcurre o ha trascurrido su vida, en reflejos o casi diría en escorzos, como nos explica en el inicio del poema “Sucede”:
Prefiero observar a la gente
por su reflejo en el ventanal.
Además, la identificación del autor con los lugares citados en el libro se va desarrollando, a su vez, en invitaciones a la convivencia con el lector en la frontera entre la literatura y la vida, hasta llegar a un cierto vacío, hasta la oquedad de la existencia misma; y va conduciéndonos hacia un poema final extraordinario, un poema en prosa titulado “Sin título”, donde consigue culminar con auténtica maestría Un lugar para nadie, y no solo dejando un buen sabor de boca, sino haciéndonos partícipes de esa comprensión poética que supone aceptar sabiamente lo que la vida nos va deparando y, lo más importante, que Álex Chico sabe transformar en verdadera –que no ficticia– poesía.
Feliz aquele que administra sabiamente
a tristeza e aprende a reparti-la pelos días
Podem pasar os meses e os anos nunca lhe faltará
Y es que la poesía de Álex Chico es una lección de feliz y sabia melancolía. Tras La tristeza del eco y Dimensión de la frontera, ha aparecido recientemente en la editorial De la luna libros, su último libro: Un lugar para nadie. Se trata de un recorrido por lugares tangibles (con nombres y referencias geográficas), pero también por los lugares intangibles de la memoria y la literatura; y todos se pueden identificar con las cuatro partes del libro: un río, una isla, un barrio barcelonés y el lugar de la escritura. El poeta nos va seduciendo con una mirada indirecta hacia la realidad de alguno de los espacios y momentos por lo que transcurre o ha trascurrido su vida, en reflejos o casi diría en escorzos, como nos explica en el inicio del poema “Sucede”:
Prefiero observar a la gente
por su reflejo en el ventanal.
Además, la identificación del autor con los lugares citados en el libro se va desarrollando, a su vez, en invitaciones a la convivencia con el lector en la frontera entre la literatura y la vida, hasta llegar a un cierto vacío, hasta la oquedad de la existencia misma; y va conduciéndonos hacia un poema final extraordinario, un poema en prosa titulado “Sin título”, donde consigue culminar con auténtica maestría Un lugar para nadie, y no solo dejando un buen sabor de boca, sino haciéndonos partícipes de esa comprensión poética que supone aceptar sabiamente lo que la vida nos va deparando y, lo más importante, que Álex Chico sabe transformar en verdadera –que no ficticia– poesía.
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