Eran tantas las ganas de
encontrarte
que no veo tus pinturas,
no puedo verlas,
sólo me veo a mí misma
me estás
mirando,
me estoy mirando
desde la foto expuesta
sobre el escritorio.
Dudo de mi nacionalidad,
al igual que Vieira da Silva,
¿habré perdido la mía
por haber amado a un extranjero?
(Das
Russenhaus, 1931)
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